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domingo, 31 de enero de 2010

Colombia: La fusión entre Sintagro y Sintrabanano y la “entrega” de EPL a sus antiguos enemigos

Por Dick Emanuelsson

El proletariado del banano colombiano, dirigido por el Partido Comunista Colombiano (PCC), la Unión Patriótica y el Frente Popular, frente de masa de la guerrilla maoísta de EPL, adelantaron sus posiciones en Urabá a final de la década de -80 y resistían a los generales y los dueños de las bananeras que incluso querían carnetizar los habitantes para así tener un control total de la región que posee de grandes recursos naturales.

En las primeras elecciones para alcaldes y gobernadores de 1988, una reforma que fue el resultado del acuerdo de “Cese de Fuego de la Uribe” de mayo de 1984, entre la guerrilla de las FARC y el gobierno conservador Belisario Betancourt, la izquierda urabaense tuvo grandes éxitos y fue la primera fuerza política en esa parte geoestratégica parte de Colombia. Es una zona y cercanía a la cintura de America Latina, el Darién, indispensable para el Departamento de Estado y el Pentágono y los macroproyectos que tienen los Estados Unidos.



EN 1990 Y 1991 COMENZARON las desmovilizaciones de las guerrillas del M-19, EPL, Quintín Lame y PRT. En Urabá una minoría del EPL se sostenía en armas mientras la mayoría fundaron el partido Esperanza Paz y Libertad que se alió con los viejos bipartidistas, principalmente a los liberales que eran los caciques políticos tradicionales en Urabá antes de la reforma de elecciones libres y populares a las alcaldías en Colombia.

A pesar de eso, la Unión Patriótica y el PCC mantuvieron solos, sin el Frente Popular, las alcaldías en siete de los once municipios en el eje bananero de Urabá en las elecciones municipales y regionales el 1992.

Con el resultado electoral favorable de la UP/PCC se intensificó la guerra sucia con masacres semanalmente en las fincas bananeras y en el campo de Urabá. En Urabá reinaba el terror y muchos de los dirigentes bananeros y dirigentes populares de la Unión Patriótica o el Partido Comunista Colombiano en Urabá fueron asesinados sucesivamente durante los años 1993-1998. Solo el PCC tuvo que enterrar más de mil (1000) de los mejores cuadros en una región con entonces 256.000 habitantes. Cuando los paramilitares o el ejercito lograron de asesinar o erradicar físicamente a los dirigentes de la izquierda auténtica de Urabá, fueron encarcelados por el estado como el caso de los tres alcaldes en Apartadó, Turbo y Chigorodó, los tres municipios más importantes en Urabá, sentenciados a 50 años de cárcel pero absueltos después de 4-6 años por que eran victimas de montajes estatales. Decenas de concejales y diputados a la Gobernación de la UP y PCC fueron masacrados igual como lideres sindicales.



¿POR QUÉ FUERON EXTERMINADOS? Sencillamente por que la mayoría de la guerrilla maoísta del EPL que se desmovilizó el 1991 se alió con Fidel y Carlos Castaño de las AUC y con el ejército nacional de la 17ª Brigada con sede en Carepa. Comenzó la cruzada sangrienta en Urabá para romper el control político de la izquierda y un sindicato clasista como lo era Sintrainagro.

Los antiguos aliados políticos y sindicales en las fincas bananeras, el Frente Popular, fachada civil de masas del EPL, se volteó y se unió con los asesinos de las AUC y el ejército. Los ex–EPL y su partido; Esperanza Paz y Libertad crearon un grupo paramilitar, Los Comandos Populares y participó en la guerra sucia al lado el paramilitarismo o como “sapos” para el ejército y las AUC.



LA PEOR Y LA MÁS SANGRIENTA ÉPOCA de Urabá coincidió con el periodo de Álvaro Uribe como gobernador en el departamento de Antioquia (2 de enero 1995-1997) en donde se encuentra la región de Urabá. Legalizó el paramilitarismo en los grupos llamados CONVIVIR que posteriormente fueron disueltos por el gobierno nacional por ser considerados justamente como paramilitares legales.

Varios de los ex guerrilleros, milicianos o ex Frente Popular volvieron, como el caso de Carlos Franco y José Obdulio Gaviria, a asesores políticos al vicepresidente Francisco Santos y Álvaro Uribe respectivamente con posiciones de extrema derecha.

Alrededor de ellos han congregado un pequeño grupo de sindicatos seccionales en Medellín que son sacados por Uribe como idiotas útiles cuando éste tiene una visita de congresistas estadounidenses o delegaciones sindicales en donde los “amarillos” se declaran a favor al Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU., contraria la posición de las centrales obreras o sostiene que en Colombia casi no se mata hoy sindicalistas gracias de la política de “seguridad democrática”.

Así se ha cerrado el círculo en donde estos ex maoístas, muchas veces con posiciones sectarias y de extrema izquierda, han regresado a la casa patronal.