sábado, 11 de agosto de 2007

El hijo de Moncayo no es “secuestrado”, es oficial del ejercito y fue capturado en combate


La equivocada terminología “secuestro” de la prensa uribista colombiana

Por Dick Emanuelsson *

BOGOTA / 070808 / Secuestrado, rehén y prisionero de guerra son términos totalmente diferentes. Pero en la prensa, la política y hasta el debate público hoy en Colombia se usa en forma generalizada solamente la palabra “secuestrado”. Nada más incorrecto.

El uso del término “secuestrado” en Colombia tiene un tinto político. Juntar los tres términos en un solo saco llamado “secuestro” tiene la finalidad de colocar a la insurgencia en un rincón, tildándola “secuestradora”, etcétera. El motivo es sencillo; aislarla nacional e internacionalmente. Los mismos responsables de aquel vocabulario, principalmente el presidente Uribe y su gobierno, suele nunca mencionar nada sobre los desaparecidos del movimiento popular, victimas y en manos a 97 por ciento por los agentes del estado, principalmente de la inteligencia militar del ejercito y de los organismos de seguridad administrativo, DAS.

Capturados en combate

Un caso muy emblemático en como se hace campaña política contra la guerrilla es el caso del profesor Moncayo y su hijo. La prensa, en forma generalizada, lo llama “secuestrado”. Pero no es secuestrado. El hijo de Moncayo era o es oficial del ejército y fue capturado en el cerro Patascoy el 21 de diciembre del 1997. Los soldados rasos, que también fueron capturados en esa toma guerrillera contra la base militar, fueron dejados en libertad por las FARC-EP en junio del 2001 en un gesto unilateral, juntos con casi 300 soldados y policías, TODOS capturados en combate entre el ejército y la guerrilla de las FARC-EP.

La base de comunicación militar de Patascoy, ubicada en una altura de 4200 metros, tenía y tiene una gran importancia militar estratégica ya que esta encargada de la comunicación militar, desde Cali hasta la frontera con el Ecuador, en el sur. Para las FARC-EP la base era un blanco militar importante de conquistar y destruir para así evitar e impedir que las fuerzas militares colombianas y estadounidenses se coordinaran sus acciones bélicas hacia la guerrilla en el sur de Colombia, sobre todo impedir la coordinación ejercito-aviación.

Enredan las cartas

Con el comienzo del Plan Colombia en 2000 y posteriormente el Plan Patriota, el operativo y plan contrainsurgente más grande de la historia militar moderna en Colombia, no solamente era obvio que la guerrilla estaba interesada de “tumbar” esa base. Lo que sucedió el 27 de diciembre en el Cerro Patascoy no fue un secuestro por unos “bandoleros” o “narcoterroristas”, como es el disco rayado del presidente Uribe, sino un fuerte combate entre dos ejércitos; un regular y un irregular. Entre ellos si se toman prisioneros de guerra en el conflicto armado, guste o no le guste pero es la cruda realidad en cada guerra.

Entonces, decir que el hijo de Moncayo es “secuestrado” significa enredar las cartas y prolongar el conflicto armado pero sobre todo, complicar el canje de los prisioneros de guerra, el toma y entrega de los respectivos presos militares-guerrilleros de ambos ejércitos.

Todo el mundo, menos Uribe y su gente, dicen que “en Colombia si hay un conflicto social y armado”, negarlo es como meter la cabeza en la arena deseando una realidad inexistente.

Capturados y muertos agentes militares. . .

Otros “secuestrados” que se ha reportado esta semana son “los casos del sargento Jesús Alberto Sol Rivera, secuestrado el pasado 25 de marzo en zona rural de Tulúa, se informó que el sargento Alexander Cardona también falleció”, informaba El Tiempo [1] el miércoles 8 de agosto.

Pero ¿es verdad que fueron secuestrados? Veamos quienes eran estos oficiales.

Según El Tiempo, el sargento Jesús Alberto Sol Rivera, había sido capturado por las FARC el pasado 25 de marzo en zona rural de Tulúa:

“De acuerdo con Ana Lucía Marín, madre del sargento Cardona, el día del plagio los militares salieron de su casa acompañados del capitán Felipe Zúñiga. Hasta el momento solo habían escuchado rumores de que los militares estarían en manos de la guerrilla, pero ayer las dos familias fueron notificadas por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) de que los secuestrados estaban muertos”.

. . y también en Venezuela

De acuerdo con los familiares de las víctimas, el ejército no se ha puesto en contacto con ellos. La razón es, como en el caso de los dos altos oficiales colombianos de la inteligencia del ejército, muertos en Venezuela hace unos meses, que estos oficiales estaban en la pista de la guerrilla, haciendo inteligencia para dar con los guerrilleros. Pero, parece, que estos los alcanzaron antes de que los oficiales les hicieran la trampa.

El oficial Sol, según El Tiempo, era “un suboficial de inteligencia que trabajaba en el área de inteligencia recolectando información sobre las Farc en el Valle. Al parecer, Cardona, un sargento retirado del Ejército, le ofreció ayuda a Sol. “Le dijo que tenía un informante que podía ayudarles, pero los detectaron y secuestraron”, contó una fuente castrense.

Hasta ahí El Tiempo y la historia de estos dos agentes de la inteligencia militar, que sabe, por supuesto, que la cuota para estar en el juego puede ser alta. Y se la cobraron, según la prensa colombiana.

Capturado agente policial en Cali

Pero ahí entra el periodismo serio; tildar la captura de estos dos agentes como “secuestrados” cuando en realidad se trata de una guerra y en la guerra sucede este tipo de sucesos. Me acuerdo la Gran Minga, la marcha de 70.000 indígenas en Cauca que antes de que llegaran a Cali, un agente armado de la policía, infiltrado en la Universidad del Valle, fue capturado por los trabajadores y los estudiantes y entregado a la Guardia Indígena. No era por que el agente apoyaba a los indígenas que el infiltrado se encontraba en la universidad, sino por las tareas de provocación y hostigamiento contra la marcha pacifica que le había seleccionado sus altos mandos.

¿Cuando informan los medios Uribistas como El Tiempo, RCN y Caracol estos hechos? Casi nunca, y así es más fácil de “masticar” y “moler” la terminología “secuestro” a su manera, que, por supuesto, tiene carácter político.

Y ahora, cuando la guerrilla de las FARC a través de una entrevista con Raúl Reyes, rechaza la vieja propuesta de Uribe de una capitulación de la insurgencia, se hacen gritos en alto, “que la guerrilla no quiere un acuerdo humanitario”, “que es intransigente y estalinista”, etcétera. ¿Pero que ofrece el estado? No es como entre israelíes y palestinos; un intercambio de prisioneros. No, o como escribía el columnista liberal Ramiro Bejarano en su columna dominical en El Espectador el domingo pasado:

“La ´tapia´ de Uribe, según la expresión afortunada del maestro sandoneño, soltó la propuesta de pedirles a las Farc que liberen los secuestrados, para que inmediatamente después se sienten a hacer la paz en 90 días. Eso, más que una burla es una provocación para un hombre que como Moncayo ha caminado más de 1.000 kilómetros para encontrarse con la dura realidad de que el emperador con quien conversó”.

Mas guerra y bombardeos promete Uribe

Y las masas en la Plaza Bolívar no comieron tampoco el cuento y le gritaba “Parraco, asesino, fascista”, etcétera. Para Uribe, acostumbrado que el “aparato” no permite tales espectáculos, se retiró furioso de la Plaza y desde ahí solo ha tirado plomos mientras su ministro de defensa ha avisado que están preparando el presupuesto militar más grande en los últimos 30 años de conflicto armado en Colombia, ocho (8) billones de pesos, mientras niños mueren de desnutrición, por falta de alcantarillado, agua, se cierran hospitales públicos, privatizando las ultimas empresas publicas cuyos recursos se compran más Black&Hawk, aviones de ataque y de bombardeo. Para culminar todo ese gigantesco aparato bélico (¿para qué? ya que no existe conflicto armado, como dice Uribe?), se ha contratado mercenarios israelíes en la base de entrenamiento del ejercito en Tolemaida. Los que son entrenados por los israelíes son oficiales y colegas a los dos agentes muertos en el Valle, con el sueño de poder capturar uno o varios integrantes del Secretariado de las FARC-EP.

¿O será que los israelíes han contratado para desenmascarar los oficiales de Uribe&Santos que el narcotráfico ha metido en la cúpula militar para avisar eventuales acciones hacia los narcos? La cúpula militar esta manchada de corrupción, del narcotráfico y de “Falsos positivos” (acciones terroristas realizadas por oficiales de la inteligencia militar contra sus propios hermanos de armas, culpándola la guerrilla por las acciones).

Los “hijos” de Uribe

Y no quería terminar esta crónica sin mencionar que el “ex jefe de seguridad del Presidente no trabaja para la CIA como lo afirma Venezuela”, lo que informó El Tiempo el 7 de agosto.

Fue el coronel de la Policía, Mauricio Santoyo, que comenzó su carrera en Medellín en donde fue responsable de la interceptación de casi 2.000 líneas telefónicas. Entre ellas la de la sede de Asfaddes, organización de los familiares de los detenidos desaparecidos. Y en esa época, entre 1997-1999, el gobernador se llamaba Álvaro Uribe Vélez. El coronel fue expulsado por tal crimen repudiable sino premiado y designado jefe de seguridad del presidente Uribe. Pero cuando estalló el escándalo de las interceptaciones, no fue despedido de las fuerzas militares sino designado al puesto como “subsecretario ante el Ministerio de Defensa que coordina actividades administrativas entre las dos instituciones”.

Así es la política en Colombia. En cualquier otro país con la mínima democracia, ese gobierno hubiera sido tumbado o destituido hace tiempo. Pero esto es Colombia en donde los matones llamados “paramilitares” se dedican a canibalismo y cometen matanzas a pesar que Uribe dice que los han desarmado.

* Reportero en América Latina

Nota: El Tiempo: http://www.eltiempo.com/justicia/2007-08-08/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3671521.html