Por Jorge Beinstein
La caída del precio
El derrumbe del
precio del petróleo parecería desmentir la tesis del agotamiento de su
producción, la caída estaría señalando abundancia de oferta y en consecuencia
esa temible traba a la expansión del capitalismo habría sido una ilusión. Sin
embargo una visión más profunda del tema nos lleva a la conclusión contraria:
el agotamiento energético comienza a generar golpes estratégicos sobre el
conjunto del sistema, el mismo además viene acompañado por la declinación de un
amplio conjunto de recursos naturales
como parte de un proceso mayor que apunta hacia el estancamiento de la economía
mundial.
¿Porque cae el precio del petróleo desde mediados de 2014?. La versión más
difundida es que Arabia Saudita impulsada por Estados Unidos y arrastrando al
conjunto de las petromonarquías del Golfo Pérsico aumentaron su producción con
el fin de derrumbar el precio y así golpear a las economías de Rusia, Irán y
Venezuela. También ha sido difundida la hipótesis de que Arabia Saudita habría
puesto en marcha una doble ofensiva, por una parte contra Irán-Rusia-Venezuela
y por otra contra su protector, los Estados Unidos, arruinando a su competidora
producción ascendente de petróleo de esquisto cuyos altos costos de extracción
no pueden soportar precios de petróleo tan bajos. Sin embargo las cifras
desmienten esas hipótesis, desde mediados de 2013 la producción petrolera de
Arabia Saudita transita una tendencia descendente, más aún, durante el segundo
semestre de 2014 al mismo tiempo que bajaba el precio del petróleo también descendía
la extracción en ese país. En Julio de
2014 su producción petrolera llegaba a los 9,84 millones de barriles diarios,
por debajo del nivel alcanzado en enero de ese mismo año (9,94 millones de
barriles diarios), para en agosto había descendido a 9,74 millones, en enero de
2015 bajaba a 9,59 millones[1].
En realidad la oferta global de petróleo crudo convencional esta estancada
desde mediados de la década pasada lo que promovió precios altos apenas
superada la recesión de 2009.
Aunque el crecimiento económico de
los Estados Unidos mantuvo bajos niveles mientras Japón y la Unión Europea
crecían muy poco tendiendo al estancamiento y los países emergentes, por
ejemplo China e India desaceleraban su expansión.
Un primer cambio
en la oferta fue el aumento inestable de las exportaciones de Irak y
Libia, dos
países en guerra civil. En abril de 2014 la producción libia era en promedio de
239 mil barriles diarios pasando a 484 mil en julio y a 834 mil en Septiembre.
Por su parte la producción de Irak pasaba de 2,8 millones de barriles diarios
promedio en septiembre de 2013 a 3,1, millones en julio de 2014 y a 3,5
millones en septiembre. Entre Julio y Septiembre de 2014 el incremento sumado de Libia e Irak
fue de unos 800 mil barriles diarios[2].
Un segundo cambio (decisivo) fue el aumento de la producción de petróleo de
esquisto en los Estados Unidos, la suba fue primero lenta desde 2005 con 290
mil barriles diarios promedio contra 260 mil en 2004, pero entre 2007 y 2008
saltó de 340 mil barriles diarios a 610 mil, en 2011 llegaba a 1,31 millones,
en 2012 a 2,25 millones, en 2013 a 3,48 y en 2014 a 4,07 millones de barriles
diarios equivalentes al 21 % de la oferta petrolera total (de origen interno e
importada) en los Estados Unidos contra 18, 5 % en 2013, 12,1 % en 2012, 7,1 %
en 2011, 4,6 % en 2010 lo que causó la retracción de las importaciones
estadounidenses[3].
Pero esa
expansión productiva no parece tener una vida prolongada, según el pronóstico
oficial (U. S. Energy Information
Administration) en el año 2021 se llegaría al máximo nivel de producción
con 4,8 millones de barriles diarios, a partir de allí comenzaría la
declinación.
También los
altos precios habían permitido sostener la producción declinante del Mar del
Norte así como otras que pudieron realizar relativamente pequeños desarrollos o
resistir pese a sus costos elevados.
Luego de la
recesión de 2009 se conjugaron varios fenómenos estrechamente interrelacionados
como el amesetamiento de la producción convencional de petróleo crudo instalada
desde mediados de esa década a lo que se agregó el ascenso de la producción de
petróleo de esquisto en los Estados Unidos sostenido por precios altos que no
descendían ya que el producto bruto global (especialmente de los grandes
importadores) crecía, tampoco se disparaban hacia arriba porque la expansión
global era moderada tendiendo a desacelerarse.
Pero la prolongación de esas dos tendencias: crecimiento de la oferta de
petróleo crudo y desaceleración del crecimiento económico global, terminaron en
2014 por generar una cambio de orientación en la economía del petróleo. La
oferta desbordó a la demanda y los precios comenzaron a caer haciendo inviables
desde el punto de vista de la rentabilidad a las producciones de costos altos,
en primer lugar las de petróleo de esquisto y también de algunas producciones
convencionales.
Si la demanda se sostiene en el futuro o si desciende muy suavemente la
previsible caída de la oferta debería llevar a una recuperación de los precios
lo que a su vez volvería a alentar desarrollos no convencionales caros como los
del petroleo de esquisto. En síntesis, nos encontramos ante un muy probable
juego de sube-y-baja en la producción de petróleo crudo y de su precio.
Lo ocurrido desde mediados de la década pasada y más directamente en los
dos o tres últimos años no desmiente sino que que confirma la hipótesis del
“peak oil” (cima de la producción mundial de petróleo crudo), el hecho de que
la producción no haya caído obedece a la presencia inestable de suministros de
altos costos cuyo techo ya fue alcanzado (por ejemplo en el caso del petróleo
del Mar de Norte) o lo será a mediano plazo (petróleo de esquisto de los
Estados Unidos).
Dicho de otra
manera, la experiencia de los últimos diez años nos muestra una producción
convencional de petróleo amesetada que no se expande pese a la presencia de
períodos de precios altos (72,57 millones de barriles de petróleo crudo en
2005, luego 73,16 millones en 2006 más adelante 73,58 millones en 2010... 73,71
en 2012... 73,09 millones en 2014)[4].
Los desajustes
entre oferta y demanda constituyen solo una parte de la explicación de la caída
del precio, un factor importante es el juego de la especulación financiera
sobre las commodities en general y especialmente sobre el mercado internacional
del petróleo.
Las operaciones
financieras con derivados basados en commodities, donde el petróleo ocupa un
lugar decisivo, subieron vertiginosamente al ritmo de los precios. Las
operaciones globales publicadas semestralmente por el Banco de Basilea muestran
una primera etapa de ascenso rápido del volumen de negocios entre el primer
semestre de 2005 y el primer semestre de 2008 (con operaciones del orden de los
13 billones de dólares). Luego llega una segunda etapa que se inicia con el
derrumbe de las operaciones en el segundo semestre de 2008 (caen a 2,36
billones), seguida por una recuperación (3,6 billones en el primer semestre de
2009) y luego por un amesetamiento que se prolonga hasta el primer semestre de
2011.
En el segundo
semestre de 2011 se inicia la tercera etapa, las operaciones caen de 3,1
billones en el semestre anterior a 3 billones, luego a 2,9 billones en el
primer semestre de 2012, a 2,5 billones en el semestre siguiente hasta llegar a
2 billones en el primer semestre de 2014.
Se trata de un descenso continuo durante los tres años que preceden a la
caída de los precios iniciada a mediados de 2014.
El desinfle de
los derivados “anticipa” la caída de los precios, contribuye obviamente a dicho
proceso. No se trata de un derrumbe rápido como lo ocurrido en 2008 sino de un
descenso suave desde 3,1 billones en el primer semestre de 2011 para llegar a 2
billones en el primer semestre de 2014.
El optimismo
luego del shock de 2008-2009 esperando una pronta recuperación de las economías
de Estados Unidos, Europa y Japón (retornando a la situación anterior a la
crisis) comenzaron a disiparse desde mediados de 2011. Lo mismo ocurrió con las
expectativas de desacople de los países emergentes, principalmente China cuyo
crecimiento se fue desacelerando.
En Agosto de 2012
el Banco Natixis integrante del Grupo BCPE (considerado el segundo grupo
financiero de Francia) publicaba un documento
con el sugestivo título: “The
eurozone crisis may last 20 years”[5] y en febrero de 2014 Larry Summers, ex
Secretario del Tesoro de los Estados Unidos lanzaba la hipótesis del
estancamiento prolongado de las economías imperialistas y en consecuencia del
sistema global[6]. Se trata de un recorrido de tres años
del optimismo al pesimismo de expertos y medios de comunicación acompañando el
desinfle de los derivados basados en commodities precediendo la caída del
precio del petróleo.
A todos esos factores es necesario sumar lo que en términos generales puede
denominarse “perturbaciones geopolíticas”, la feroz pelea de los Estados Unidos
y sus socios-vasallos de Europa Occidental por controlar el grueso de las
reservas petroleras mundiales (la disputa incluye a las reservas de gas) está
en la base de la larga guerra en la que están embarcados (Afganistan, Irak,
Siria...) extendida a África (Libia, Yemen...) y Europa del Este (Ucrania). No
se trata solo de guerras por petróleo y gas, también está en juego el
sometimiento de China que compite por esas reservas pero que alberga a algo más
de 230 millones de obreros industriales (un tercio de la clase obrera mundial),
bajar o frenas el alza de los costos energéticos y de los costos salariales
periféricos constituyen objetivos fundamentales de esos centros imperialistas.
El desmembramiento de Rusia (superpotencia militar-energética global) es una meta
esencial de esa ofensiva. Ninguna región del mundo está a salvo, América Latina
completa el panorama con Venezuela a la cabeza (20 % de las reservas petroleras
globales).
Agresiones
occidentales apuntando al conjunto de los recursos naturales estratégicos
(tierras fértiles, agua dulce, hidrocarburos, metales, etc.), tratando de
impedir el fin del reinado del dólar ante un mundo financiero que comienza a
escapar de su control, zancadillas entre los socios imperiales en un sálvese-quien-puede monetario donde el
yen, el dólar, el euro y otras divisas integran un juego que amenaza
convertirse en caótico al que se agrega la creciente injerencia china y la
tendencia ruso-china ampliada a un creciente número de países periféricos por
desdolarizar su comercio y sus finanzas. Se combinan entonces intereses
económicos stricto sensu, delirios
militaristas, brotes neofascistas, histerias mediáticas y decadencia
psicológica de las élites occidentales conformando una coyuntura donde los
precios bailan al ritmo de sonidos cada vez más disonantes. Así es como las
explicaciones geopolíticas terminan siendo tan reduccionistas como las
económicas, aparecen como enfoques insuficientes ante la complejidad del mundo
real.
El largo plazo: desaceleración del crecimiento, financierización y superexplotación de los recursos naturales.
Una visión más amplia y hacia el largo plazo nos permite detectar tres
fenómenos estrechamente interrelacionados: en primer lugar la caída tendencial
de la tasa de crecimiento de la economía mundial a partir de los años 1970
motorizada por la desaceleración de las economías imperialistas, en segundo
término la expansión cada vez más fuerte del proceso de financierización que se
hace completamente visible desde la década de los años 1990 y su estancamiento
posterior a 2008-2009 tendiendo (suavemente por ahora) hacia la declinación.
Un tercer fenómeno es el de la superexplotación de
recursos naturales cuya dinámica inversora y tecnológica ha quedado supeditada
a la hegemonía financiera que privilegia objetivos de corto plazo. Esto ha generado en muchos
casos dinámicas irracionales, globalmente destructivas aunque perfectamente
“racionales” si las explicamos desde el ángulo de la racionalidad (perversa)
instrumental de los grupos de poder dominantes en el mundo. Es el caso de los
recursos energéticos saqueados apuntando a su extinción pese a las
numerosas alertas acerca de su peligrosa disminución.
A partir de la
crisis de comienzos de los años 1970 la economía global transitó un prolongado
período de desaceleración, el mismo puede ser dividido en dos subperíodos, el
primero se extiende desde la crisis de 1973-74 hasta llegar a la de 2007-2008
caracterizado por una pérdida de velocidad lejana al estancamiento o la
recesión (salvo algunos accidentes parciales o rápidamente superados). En buena
medida la suavización del descenso en los últimos años del subperíodo debe ser
atribuida a las altas tasas de expansión de China y otras economías emergentes.
Pero luego de la
crisis de 2008, podemos constatar el desarrollo de un segundo subperíodo: la
economía global entra en recesión (2009) por primera vez desde de la segunda
guerra mundial y las economías emergentes, principalmente el motor chino,
desaceleran su crecimiento.
Los grandes
subsidios del gobierno estadounidense al sistema financiero consiguen que el
mismo no se desplome arrastrando el conjunto de la economía pero no logran que
esta última retorne luego de 2009 a los niveles de expansión anterior a la
crisis, entre 2010 y 2014 las tasas de reales de crecimiento oscilan en torno
del 2 % (el promedio del lustro es del orden del 2,1 % real). Por su parte Alemania tuvo un promedio similar y Japón aún menor (1,6 %), Inglaterra (1,6%)
y Francia ( 1,02%), por su parte la economía china se fue desacelerando pasando
de un crecimiento real de 10,4 % en 2010 a 9,3 % en 2011 a 7,7% en 2012 a 7,7
% y a 7,4 % en 2014[7]
En el caso del
sistema financiero también podemos hablar de un período divisible en dos
etapas, la primera entre comienzos de los 1970 y 2008 y la segunda a partir de
esa última fecha. La desaceleración de la economía global, proceso de larga
duración, converge con la aceleración de las actividades financieras. Los productos
financieros derivados, corazón de las mismas, registrados por el Banco de
Basilea equivalían a un Producto Bruto Global
a comienzos de los años 1990 pasando 3,3 PBG en el 2000... y a 10,7 PBG en 2007. Pero a
partir de 2008 se inicia el desinfle relativamente leve de la masa financiera
global, el volumen de productos financieros derivados deja atrás el crecimiento
exponencial y en el lustro 2010-2014 crece muy levemente en términos nominales
pero desciende con relación al Producto Bruto Gobal.
El primer
subperíodo de la desaceleración relativamente ordenada del crecimiento del PBG
coincide cronológicamente con la aceleración de la expansión financiera, el
segundo subperíodo de desaceleración fuerte del PBG, pero que de todos modos
hasta ahora aparece como un aterrizaje suave, coincide con el desinfle gradual
de la masa financiera.
Entre las distintas explicaciones respecto del vínculo entre desaceleración
del PBG y financierización destaco dos puntos de vista contrapuestos. Uno,
sesgado por una suerte de productivismo keynesiano, señala a la
financierización como degeneración de la dinámica general del sistema impulsada
por políticas de corte neoliberal que eliminaron o redujeron controles
facilitando la expansión de un fenómeno de tipo parasitario que frena o
desordena a las actividades productivas, sobre todo los emprendimientos de
largo plazo.
Un segundo punto
de vista más amplio visualiza a la financierización como resultado de la
dinámica general del sistema y más aún como factor de apoyo a su reproducción
impulsando mecanismos de especulación y crédito que posibilitaron sostener y
dinamizar grandes mercados facilitando el desarrollo del consumo, la inversión
y el gasto público, generando compensaciones a beneficios capitalistas
insuficientes. Eso significa que no nos encontraríamos ante la crisis
(limitada) de la financierización sino ante una crisis sistémica integral que
incluye a su componente (hipertrofia) financiera-[8]. La desaceleración financiera en curso,
el agotamiento de ese mega-parásito dinamizador impulsa el enfriamiento de la
economía global el que a su vez restringe, bloquea el desarrollo de la masa
financiera.
Más allá del
debate acerca del proceso de financierización es posible constatar que el
fenómeno de larga duración de desaceleración del PBG se acentúa y se hace más
turbulento en el último lustro convergiendo con la declinación de la masa
financiera, se trata de una enorme fuerza depresiva a escala global que tiende
inevitablemente a comprimir consumos, inversiones y relaciones comerciales.
Los precios de
las commodities han seguido dicha orientación sin embargo no lo hicieron de
manera ordenada sino con trayectorias inestables.
Dicho de otra
manera, la desaceleración del crecimiento global sumado al desinfle de su
componente financiera “explican” la caída en los precios de las commodities
dejando abierta la reflexión en torno de sus formas concretas, detalladas.
Resulta
sumamente útil poner de relieve el tema del agotamiento de los recursos
naturales, podemos centrar el enfoque en el del “peak oil” (la cima de la
producción petrolera). Es conocido el pronóstico acertado de King Hubbert,
experto de Shell (19461964) quién estableció hacia 1956 que la producción
petrolera de los Estados Unidos llegaría a su nivel máximo entre fines de los
años 1960 y comienzos de los 1970 cuando aproximadamente la mitad de las
reservas iniciales explotables habrían sido extraídas. La extracción de
petróleo en Alaska cobró fuerza en los años 1970 lo que parecía desmentir el
pronóstico de Hubbert, pero se trató de un ascenso efímero (aproximadamente una
década): en 1987 producción de Alaska llegó a su pico y luego fue declinando.
En la década
actual irrumpió en los Estados Unidos la producción de petróleo de esquisto
generando expectativas más fuertes que las del caso Alaska, sin embargo si nos atenemos al pronóstico oficial el
auge cubriría algo más de una década (ver el Gráfico 3)... si el precio del
petróleo sube retornando al nivel anterior a la caída ahora en curso. Precios
bajos como los actuales no permiten cubrir los altos costos de ese sector
(además sobre endeudado) lo que ya está provocando reducciones de actividades,
despidos y algunas quiebras[9].
.
Apoyándose en el
modelo focalizado en los Estados Unidos el mismo Hubbert seguido por otros
geólogos de gran prestigio como Colin Campbel (ex alto funcionario de la
British Petroleum), Jean Laherrère (ex de Total), Samsam Bakhtiari (ex de la
Compañia Nacional de Petróleo de Irán) o
Kenneth S. Deffeyes (ex de Shell) realizaron pronósticos a escala global
que por lo general situaban el peak oil
entre mediados de la primera década del siglo XXI y los años 2020. Bakhtiari
situó el peak oil entre 2006 y 2007,
Deffeyes en 2006, ambos pronósticos coinciden con el comienzo del amesetamiento
de la producción global convencional de petróleo crudo (ver el Gráfico 4). En
su informe anual de 2010 la Agencia Internacional de Energía desarrolló tres escenarios, en dos de ellos estableció
el peak oil en una meseta situada
aproximadamente entre 2005 y 2008[10].
Los limites de
la producción petrolera deben ser relacionados con la dinámica más general del
crecimiento del consumo de recursos energéticos desde los años 1940. El aumento
de la población mundial, el desarrollo de los procesos de modernización en la
periferia y el relativamente bajo nivel de control del consumo de energía en
los países imperialistas han incidido en el rápido agotamiento de las reservas.
La persistencia de estilos de consumo, producción y transformación tecnológica
energético-intensivos es uno de los datos que explica el fenómeno.
Salvo que
entremos en un muy prolongado período recesivo (algo así como un estancamiento
extendiéndose durante varias décadas y atravesado por numerosas recesiones) lo
más probable es que el precio del petróleo continúe con su vieja tendencia
ascendente (seguramente inestable).
El agotamiento
de recursos naturales no se limita al caso del petróleo, diversos estudios
muestran la rápida reducción de reservas en varios recursos estratégicos. Ugo Bardi y Marco Pagani demostraron en 2007
que sobre los 57 minerales de la base de datos del US Geological Survey 11 habían pasado por su pico de producción
máxima y ya se encontraban en la fase declinante: mercurio, telurio, plomo,
cadmio, potasa, fosfato, talio, selenio, circonio, renio y galio[11].
Inestabilidad creciente del precio
El alza del
precio del petróleo alentó explotaciones caras como la del petróleo de esquisto
en los Estados Unidos aumentando la oferta global retrayendo por otra parte las
importaciones estadounidenses. El aumento de la oferta coincidió con el
enfriamiento de la economía mundial, con el desinfle financiero general
especialmente en el mercado de commodities
y con la tendencia general a la baja en los precios de las
commodities. El resultado fue la caída
del precio a partir de mediados de 2014.
La producción
petrolera global se había tornado muy poco elástica a partir de la llegada del amesetamiento, una suerte de peak oil extendido. A partir de mediados
de la década pasada solo podía responder positivamente a las subas de la
demanda recurriendo a explotaciones caras apoyadas en precios altos. Esta
rigidez productiva unida a la rigidez de la demanda de los grandes mercados de
consumo contribuyó al ascenso vertiginoso del precio. Pero cuando la rigidez
productiva coincidió con una pequeña sobreoferta12 enfrentada a una demanda poco dinámica, el
resultado fue una caída estrepitosa del precio. Tanto en la etapa del alza como
en la de la baja la especulación financiera se apoyó en esos desajustes para
apostar a favor de la corriente haciendo más pronunciadas las tendencias.
La relación
entre desajustes de oferta-demanda y volatilidad fue explicada hacia 2009 por
Phil Hart por medio de un modelo sencillo de formación de precios con oferta y
demanda poco elásticas[12] recientemente actualizado por Euan Mears [13].
El modelo puede servirnos tanto para explicar los grandes saltos y caídas
de precios configurando un horizonte de creciente volatilidad. En el gráfico
siguiente podemos observar cuatro situaciones., dos correspondientes a la etapa
anterior al peak oil y las otras dos a la etapa de amesetamiento (y la probable
declinación posterior).
En la situación A nos
encontramos ante una demanda poco elástica frente a una oferta elástica. Los
mercados de los países emergentes y de alto desarrollo no son muy sensibles
ante subas o bajas de precios. La oferta apunta a pasar de 2 a 3 millones de
barriles diarios (un millón más), finalmente se llega a un precio de equilibrio
que baja 1 dólar (de 16 a 15 dólares por barril) con apenas un poco más de
ventas que antes. En el caso B la
demanda sube con fuerza (apunta hacia la compra de un millón de barriles
adicionales: de 2 a 3 millones de barriles), la oferta sigue elástica, se
adapta fácilmente a la demanda sin que suban mucho sus costos unitarios. El
precio sube solo un dólar (de 16 a 17 dólares por barril) y casi toda la nueva
demanda potencial queda cubierta.
En el caso C (pensemos en los
años 2006-2007) la demanda apunta como en B
hacia la compra de un millón adicional de barriles (pasando de 7 a 8 millones
de barriles) pero ahora la oferta es poco elástica, el precio sube mucho más
que antes: 11 dólares (de 16 a 27 dólares), en el nuevo pecio de equilibrio
(p4) es satisfecha cerca de la mitad de la demanda adicional potencial.
En el caso D nos encontramos con
una oferta poco elástica aunque los buenos precios le han permitido crecer con
costos altos para las producciones adicionales, pero la demanda crece poco o
nada y sigue siendo poco elástica (pensemos en el año 2014). En ese caso un
oferta adicional potencial de un millón de barriles (de 7 a 8 millones de
barriles) derrumba el precio que cae 12 dólares (pasa de 16 a 4 dólares).
Observando los ocurrido en la dos últimas décadas es posible constatar que
la inestabilidad de los precios de las commodities ha seguido una tendencia
ascendente. Crecimiento relativamente suave de la inestabilidad durante los
años 1990 y mucho más fuerte en la década siguiente.
Como podemos constatar no se trata solo de la inestabilidad creciente del
mercado petrolero sino del conjunto de marcados de commodities.
Tampoco se trata
del crecimiento gradual de la inestabilidad sino ante una sucesión de niveles
de diferente envergadura aunque respondiendo aproximadamente a un
comportamiento cíclico oscilando en torno de una línea ascendente.
La tendencia
hacia la inestabilidad creciente de los mercados de commodities forma parte de
un sistema complejo que debe ser
evaluado como tal con comportamientos emergentes no reducibles a la suma de los
de sus componentes entre las que podemos destacar a la trama financiera global (tanto
sus euforias como sus desinfles), a la desaceleración de la economía global
(como fenómeno de larga duración) y a las turbulencias geopolíticas (agravadas
en la década actual).
Más allá de la
amplitud de los próximos ciclos de inestabilidad resulta evidente que el
ascenso de la inestabilidad no puede prolongarse indefinidamente en algún
momento deberá convertirse en un caos inmanejable (el desorden del mercado
deviene un nomercado) lo que abre la reflexión acerca de un escenario de crisis
sistémica aguda.
Se hace
necesario marcar la originalidad de la marcha hacia esa crisis, desde ya de una
magnitud muy superior a las de los siglos IXX y XX, sino también respecto de
las grandes turbulencias prolongadas del nacimiento y primeros pasos del
capitalismo como la larga crisis europea del siglo XVII o incluso ciertos
momentos muy caóticos en el siglo XIX.
En todos esos casos se trataba de un universo burgués en expansión, fiebres
infantiles o de adolescencia señalando crisis de crecimiento. Ahora nos encontramos
ante un sistema que va perdiendo dinamismo sometido a la hegemonía del
parasitismo (no solo financiero), enfrentado a límites evidentes de los
recursos naturales disponibles, cuyo sistema tecnológico aparece como un
catalizador de la decadencia, donde la expansión urbana ya no es más un
indicador de desarrollo productivo sino la expresión del bloqueo parasitario
ascendente de la sociedad. En ese caso la fiebre, el desorden creciente
constituye un claro síntoma de senilidad, de entropía en aumento.
Como sabemos ha
sido atribuido con razón a Marx y Engels algo así como un error de juventud al
considerar a mediados del siglo XIX en el Manifiesto Comunista que estaba
próximo el fin del capitalismo, fue señalado que ellos confundían los dolores
del parto con los de la agonía. Ahora no
faltan algunos conservadores recalcitrantes (son cada vez menos) para señalar
que los desastres actuales estarían anunciando una nueva etapa ascendente del
capitalismo confundiendo las calamidades de un sistema agónico (más allá de la
duración de su agonía) como el parto ilusorio de una renovada era de barbarie.
[1] Banco Mundial, U.S. EIA.
[2] Fuente: OPEC, Monthly Oil
Market Report, 12 november 2014.
[3] Fuente: US EIA, AEO 2014, Early Release
Overview
[4] US EIA.
[5] Natixis, “The
euro-zone crisis may last 20 years”, Flash Economics /Economic Research, August 16th 2012 - No. 534.
[6] Lawrence H. Summers, “"U.S. Economic Prospects: Secular Stagnation, Hysteresis, and the Zero
Lower Bound", Business Economics , Vol. 49, No. 2, National
Association for Business Economics.Keynote Address at the NABE Policy
Conference, February 24, 2014.
[7] Fuente: Banco Mundial.
[8] Ver por ejemplo Michel Husson, “Les
límites du keynésianisme”, Alencontre, 15 janvier 2015, http://alencontre.org/laune/les-limites-du-keynesianisme.html.
[9] BBC Mundo, "Cómo la caída del precio del petróleo afecta el
boom energético de EE.UU." , 15 Enero 2015.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/01/150108_eeuu_economia_petroleo_independencia_energetica_tsb,
Matt Egan, "Petróleo barato, exterminador de empleos en Estados
Unidos", CNN Expansión, 07 de enero
de 2015, www.cnnexpansion.com/economia/2015/01/06/el-petroleo-barato-exterminador-de-empleos
[10]
International Energy Agency, World Energy Outlook 2010.
[11] Ugo Bardi and
Marco Pagan, "Peak Minerals", The Oil Drum, October 15, 2007,
http://www.theoildrum.com/node/3086 12 La producción total de petróleo crudo
(shale y convencional) se incremento solo 1,47 % entre 2013 y 2014. La
producción de shale contribuyó con un 0,78 % y la convencional con un 0,69 %.
[12] Phil Hart, "The Economics of Volatile Oil
Prices", The Oil Drum, February 18, 2009,
http://anz.theoildrum.com/node/5110
[13] Euan Mearns,"The
2014 Oil Price Crash Explained", Energy Matters, November 24, 2014, http://euanmearns.com/the-2014-oil-price-crash-explained